Traducir

lunes, 31 de enero de 2011

CRÍTICA: LA TRAMPA DEL MAL. La trampa está en ir a verla



5 personas encerradas en un ascensor. Una de ellas es el mismísimo Diablo. Óbviamente, van cayendo como moscas mientras un poli, desde el exterior, intenta averiguar que está pasando.

Material de Óscar vaya...

Dejando a un lado de que estamos hablanda del D-I-A-B-L-O, quien muy probablemente se podría cargar a todas las personas en un chasquido de dedos, la peli sigue sin tener sentido alguno. No os preguntéis en ningún momento por qué. No vale la pena.

M. Night Shyalaman (o Mr. Egocéntrico) produce mediante su compañía, The Night Chronicles, este relato de su propia invención. Supongo que después de los palos recibidos por La Joven del Agua, El Incidente y Airbender no se la jugó y derivó las riendas del film a John Erick Dowdle, quien realizó la interesante The Poughkeepsie Tapes (aún inédita en España) y el correcto remake de Rec, Quarantine. Aún así, la historia toca una temática habitual en los films del realizador de El Protegido: la falta de fe (o creencia en algo). Y la verdad, es que ya es cansino.

La Trampa del Mal no consigue aburrir en sus primeros 20 minutos, pero después se convierte en un despropósito constante lleno de sustos -y con sustos me refiero a subir el volumen de golpe- que harán las delicias de los quinceañeros fanáticos de Crepúsculo.

Lo más recomendable de este truño (vamos a hablar claro) es la música compuesta por el español Fernando Velázquez, responsable de la partiturta de El Orfanato.

Nota: 3,5